domingo, 4 de noviembre de 2007

El Racing y la ley de la perseverancia

El mejor partido del Racing llegó, paradójicamente, con el primer empate. Los racinguistas cosecharon un punto en el campo del IPSE, a base del orgullo, del sacrificio y de la perseverancia de la que se impregnó todo el equipo en la segunda parte. Sin duda, fue una demostración de que este equipo es más maduro de lo que muchos pensaban.

No empezaron muy bien el partido los racinguistas, seguramente porque se encontraron delante a un rival duro y muy bien situado. Durante gran parte del primer tiempo el IPSE fue superior pudiendo aumentar el gol que marcaron sobre el minuto diez en una falta. Pero a falta de ocho minutos para el descanso, Guillem bombeó un balón para Albert Llimós que con un perfecto control superó la salida del portero rival y marcó a placer. Quizás ese hubiera sido un buen momento para que el árbitro hubiera pitado la media parte, ya que en ese instante el 2-1 estaba más cerca que cualquier otro resultado. Pero el Racing aguantó el empate hasta el 25 de la primera.

La segunda parte ya fue otra historia, y el Racing fue a por la victoria desde el primer hasta el último minuto. Tanto es así, que el IPSE se acabó encerrando en su propio campo, en el que tuvo que defender más de diez claras acciones de gol. Pero cuando corría el minuto diez, un contragolpe de los locales puso el 2-1 en el marcador. Un tanto que no cortó las alas al Racing, sino que le dio más fuerzas y razones para seguir buscando el gol, que llegaría a falta de siete minutos para el final con un fuerte disparo de Jordi por el primer palo, después de recortar a un defensor en banda.

Pero el partido no murió allí y el Racing pudo llevarse la victoria en varios remates de córner que se estrellaron uno tras otro en la zaga rival y en su portero. Al final, un punto para cada equipo en un duelo que dejó muchas notas positivas y una negativa: la lesión de Albert Llimós.

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