No descubro nada si afirmo que la vida son ciclos. Y como el fútbol es vida, por consecuente, el deporte rey también se retroalimenta de ciclos. Para muestra un botón. El Racing llevaba siete victorias seguidas y su última derrota fechaba a finales de enero contra la Barceloneta. ¿Adivinan con quién han roto su racha? Ya lo saben. Después de dos semanas de parón y con solo seis jugadores disponibles el Racing ofreció su peor cara contra la Barceloneta, un equipo duro y correoso que pudo golear en la Creueta, aunque al final sufrió para ganar.
En menos de diez minutos, la Barceloneta, con dos pases largos por el centro, se ponía con un 0-2 en el marcador. No sería hasta el minuto 15 cuando los racinguistas empezaron a entrar en el partido y Víctor con un fuerte chute desde la frontal conseguía acortar distancias. El descanso llegó con el 1-2 en el marcador y con la Barceloneta dominando gran parte del encuentro.
Se esperaba una segunda parte en la que los locales avasallarían la portería rival, pero la historia fue otra. El Racing mejoró, puso más corazón que cabeza y se fue hacia delante, pero la Barceloneta con dos córners (uno de ellos con clara falta) sentenciaba, a priori el partido. Pero todavía quedaban 15 minutos y el Racing a través de Guillem, Jordi y Albert Llimós igualaba el encuentro a falta de dos minutos para su finalización. Los racinguistas habían conseguido lo más difícil ante un rival que tenía el partido ganado y que repartía patadas hasta la saciedad (con el permiso del árbitro). Pero el esfuerzo realizado pasó factura, y en nuevo córner servido a la frontal permitía al mejor jugador de la Barceloneta marcar el 4-5 gracias a un chute que rebotó en las piernas de Jordi e Ivan.
Por tanto, la octava victoria consecutiva no fue posible. Esta derrota dejó muy tocado al vestuario, pero algún día u otro tenía que llegar. Ahora lo importante es olvidar este bache y recuperar la ilusión que ha permitido a los racinguistas acercarse a los puestos de ascenso.
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